Desde que tengo recuerdos de mi infancia, siempre me han acompañado el olor a trementina, pinturas al óleo, madera y lienzos recién engominados con la cola de conejo y el blanco España (nombre muy curioso para un color blanco, teniendo en cuenta la inmensa cantidad de “colores” que tenemos en nuestra tierra).
Todos estos olores son para mí, los olores de un verdadero HOGAR.
Nunca me sentiré tan abrigada y a gusto como cuando estoy rodeada de esos olores y por supuesto también, de los olores de ese campo de musgo mojado, con el frescor del eucalipto y el pino, y ese toque inconfundible y salado que trae la brisa de la ría desde el puerto de Getxo.
Mi padre, José de Martín Simón fue gran artista cuyas obras podrán disfrutar en el museo Buztinaga cuando lo visiten.
Él fue el que me enseño los conceptos básicos y fundamentales de la pintura, el dibujo y el conocimiento de los materiales tan necesario para su uso a la hora de emplearlos.
Me enseñó a ser intrépida y curiosa y a no temer a los sueños.
Es a él, al que le debo toda esa enseñanza y conocimientos tan importantes para mí y se lo agradeceré toda mi vida.
Mi padre fue un creador incansable de obras con técnicas muy distintas, siempre innovando e investigando nuevos caminos de comunicación a través de sus trabajos.
Pero nunca hay “un uno sin un dos” y tengo que dar las gracias y reconocer el gran esfuerzo que también hizo mi madre para criarnos y atendernos en momentos muy complicados donde el dinero escaseaba e incluso a veces, ni había.
Mi madre, María del Carmen Higuera Castaños; es una madre de la posguerra, educada para obedecer y callar dentro de un hogar y francamente, es gracias a su tesón y su sacrificio por el cual pudimos salir todos adelante en un hogar que se sostenía muchas veces de puros “sueños”; un hogar donde mi padre también pudo disfrutar de un “equilibrio” y un sosiego, que solo podía mantenerse gracias a ese tesón y esfuerzo de ella como el de casi todas las madres de esa; nuestra época de posguerra y de finales del siglo veinte, y que nunca serán lo suficientemente reconocidas.
Es también gracias a ella y la cesión de sus obras, las obras de mi padre a Buztinaga, la razón por la que puedo realizar este gran proyecto que significa acercar el Arte, la música, el cine y la gastronomía, entre otras actividades, a todo el público que nos visite.