En arquitectura, las gárgolas, cuyo nombre deriva de la palabra francesa gargouille o garganta, son la parte final del canalón por donde se vierte agua de los tejados. Estos elementos, utilizados desde la antigüedad, se esculpían imitando cabezas de animales reales o mitológicos
Al lanzar el agua de lluvia al vacío, las gárgolas protegen la catedral y evitan que el exceso de escorrentía cause daños a la piedra.
Esa es la diferencia principal entre las gárgolas y las quimeras. Las primeras sirven para evacuar el agua de lluvia, mientras que las segundas tienen finalidad decorativa.
Así que, a pesar de que muchas personas puedan creer que solamente son parte de la decoración de las iglesias o catedrales, estas estructuras tienen la importante función de “proteger” esos espacios religiosos y sagrados.
En cuanto a la iconografía, las gárgolas se pueden clasificar en tres tipos de figuras: humanos, animales y monstruos. Así pues, se pueden encontrar figuras de animales reales, de humanos grotescos y de monstruos fantásticos o mitológicos, algunos con características antropomorfas.
Sobre el origen simbólico de las figuras de las gárgolas, ha habido muchas conjeturas al respecto.
Entre los animales, los más representados son leones y perros, pero también machos cabríos y águilas.
Entre los seres fantásticos, grifos, harpías, demonios, dragones, sirenas y otros surgidos de la imaginación del artista.